Baladas a la Luz de la Luna Llena
Ya no queda nadie a quien abrazar excepto al frío. Me encuentro solo en las noches de invierno y me pregunto si el cielo dejará caer sus hermosas lentejuelas y si las estrellas caerán en forma de nieve. Ver nevados todos mis recuerdos, vestidos de blanco, el color de la pureza. Pero pasa el tiempo y no nieva, y los recuerdos jamás se verán de blanco ni se congelarán en el tiempo. En vez de eso, la noche decide llorar por el mismo viejo desamor de todas las galas. Todas las noches, por cada estrella, se celebra una puesta de largo. Algunas tienden a enamorarse; otras, en cambio, solo lloran cuando descubren que otra estrella es imposible. Entonces allí estoy: contemplando a la luna brillar. Ella parece ser la matriarca de todas ellas, quien las custodia como si fuera el mayor tesoro del universo. ¿Será así? Ella es quien proyecta una realidad más infantil de mí. Me asomo en los reflejos de los charcos y no encuentro el mismo rostro que acostumbro a ver: veo unos ojos verdes azu...