De cuando el cuento no tiene un final feliz y el cisne acaba solo
20.03.18; Hace un año, no se me ocurriría pensar que mi vida cambiaría en tan solo unas horas. Para bien..., pero también para mal. Yo estaba en Londres. La ciudad de mis sueños. Otra vez... Aquel era mi último día de mi inesperado viaje. Mi vida estaba completa. Estaba allí de nuevo, caminando por sus calles una vez más, como si fuera la primera vez, siendo aquel chico de catorce años que conocía por fin la palabra sueño cuando vio esa maravillosa ciudad por primera vez; seguía siendo él. Llegué rodeado de gente a la que quiero. Descubrí sitios nuevos. Marché habiendo conocido el amor por primera vez... Aquel niño curioso tenía planeado algo especial: ver Wicked en el mismísimo Apollo Victoria Theatre. Eligió ese musical casi al azar; no imaginaba que fuera a ser un punto de inflexión en su rutina. Hoy, veinte de marzo, hace un año que ese niño lloró en la butaca ZF23 cuando la última nota despidió el espectáculo. La gente se rompían las manos de ap...