Will (never) be enough
Las luces comienzan a desaparecer. El público aplaude. Silencio. El telón, por fin, deja ver la vida que ocultaba detrás y enmudece al público con su escena. Allí, un niño en el centro de un caluroso foco rojo. Es pequeño; no sabría exactamente decir la edad. Tiene el pelo moreno y unos ojos redondos. Pero eso no es lo mejor. Su pelo está alborotado y despeinado de sueños. Sus ojos están hechos de sendas doradas cargadas de esperanzas, camino hacia el mar de sus pupilas. Se pasea por el escenario solo. Así lo ha hecho siempre; nació para interpretar ese papel. Hacia delante, sin la aprobación de los demás. Haciéndolo bien, lo mejor que puede, con pasión, con sudor, con sangre y lágrimas... pero nunca para atrás. Sin embargo, nunca es suficiente. Nunca será suficiente. Nadie le apoya. Nadie le ayuda. No quieren hacerlo... No confían en lo que él cree y le dejan solo e indefenso frente a las tormentas en mar abierto, sin preocuparse por si pudiera ahogar...